Las cosas bonitas de dos chicas que dicen ser normales :)

13 de marzo de 2010

Piérdete.

Pensar que todo está bien, que te sientes bien. Como si todo estuviese en calma y se quedase así durante el resto de tu vida. No pasa nada, pero es que no hace falta que pase nada. Puedes disfrutar de la playa, aunque siempre preferiste la montaña; salir a pasear sin tener un destino fijo; contar con los dedos las canciones que te recuerdan momentos que creíste olvidados.
Escucha todas las conversaciones para imaginarte en otro lugar; súbete en el primer autobús que encuentres y cuando se baje el chico de al lado, hazlo tú también; guarda los miedos bajo llave, porque ya no los necesitas; que te vean bien, que eres feliz, y la felicidad hay que enseñarla y sacarla a bailar de vez en cuando.

Ojalá que te hagan reír abriendo bien la boca.
Porque ya se sabe que la risa y la sonrisa no tienen nada que ver, solo comparten letras.
Pero eso sí, tú tienes la sonrisa más bonita que he visto en mucho tiempo.

27 de febrero de 2010

Mierda, mierda, mierda.

A mí me hacía sentir especial, y me hace, joder.
Lo que no sabía es que eso le pasaba a todas las chicas con las que se cruzaba. De alguna manera, era una más, algo que siempre había odiado.
Quédate con todas ellas y olvídate de mí.
Quizá hubiese sido mejor que nunca me hubiera hablado, por lo menos evitaba llorar como una tonta, o estar despierta hasta las 5 de la mañana comiéndome la cabeza.
Así no hubiera vuelto a necesitar el helado de chocolate con trufas para sentirme mejor ni esperarle cada día, simplemente para escuchar un hola.
Me estoy volviendo loca.
Pero no, él prefiere seguir aquí, molestando con sus tonterías, para que cuando decida irse, sea todavía más difícil.
Porque lo que pocos saben, es que me tiene totalmente ganada.
Creo que ya no hay vuelta atrás.
Le odio, o no, que es aún peor.

13 de febrero de 2010

Hace mucho tiempo.

Llevaba varios día triste, pero hoy fue diferente.
Hoy me había derrumbado, sin necesidad de que hubiera un por qué.

Contemplaba desde mi ventana cómo la gente parecía feliz, cómo una fila de coches esperaba la señal de un semáforo para seguir su camino;
pensaba en cómo yo me había perdido en el mío.

Permanecía allí, en mi habitación, delante de un cristal que dividía dos mundos, el de todas esas personas y el mío propio, me daba cuenta de todas esas veces que, al igual que ellos, aparentaba felicidad, pero ahora no, ahora sencillamente estaba triste, sin motivo.

Sabía perfectamente que mi madre estaba detrás de la puerta, intentando explicarse porqué estaba así, y no pude evitar que una lágrima llegara hasta mi mejilla.

Permanecía allí, sí, delante de un cristal que dividía dos mundos . .

30 de enero de 2010

Lárgate.

Y qué si hoy no me apetece hablar con nadie.
No creo que tenga que estar todo el día sonriendo para demostrar nada.
Si ves que no tengo un buén día, ¿por qué coño no me dajas en paz?
¿Tienes que estar detrás de mí para machacarme y seguir recordándome que soy una caprichosa que ahoga sus penas con helado de chocolate y caramelo?
Cuéntame algo que no sepa.

Igual es que prefiero escribir, leer, o ver una película; cualquier cosa antes de hablar contigo.
Y odio que me preguntes qué me pasa, porque con esa estúpida frase me demuestras que no te has dado cuenta, qué triste.

Esto no va a seguir.
Por primera vez soy yo la que no quiere.
Es fácil, olvídate de mí, y vete de una vez de mi vida, vete lo más lejos que puedas.

22 de enero de 2010

¿Cuál es el tuyo?

Todo se reduce a momentos.
Algunos son (in)olvidables, los que duran como poco, una sonrisa. El máximo hoy lo pones tú.
Otros son los amables, del verbo amar. Aquellos que sentimos como nuestros, aunque no dejan de pertenecer a la persona que nos los regala.
Los momentos suspiro, que vienen porque sí, y se van aún más rápido de lo que llegaron.
Los (des)esperados, que suelen merecer la pena, pero solo a veces.
Los románticos, que te llenan el corazón de todos los colores.
Los alegres, que no aceptan una lágrima como despedida.
Y como no hay algo bueno sin algo malo, también hay momentos tristes, que acaban esfumándose después de arrasarte por dentro.

Y hoy quería escribir un momento bonito, (que según me han contado) así es como debe ser el amor.