Ella ¿arriesga?

Aviso, hoy estamos algo melancólicas.



Me he despertado pensando en lo fácil que era todo hace sólo unos años, lo sencillo que resultaba algo tan simple como actuar.
Ahora es diferente, hasta el punto de que debemos medir al máximo nuestras palabras, nuestros pensamientos, para intentar ser algo que valga la pena, para ser alguien, y además, un alguien mejor.
Ya no vale ser uno tal y como es, eso queda bonito, y sería cómodo, pero pobres de nosotras, siempre complicando al máximo nuestra frágil existencia.
Arriesgar.
Una palabra que todos, y que levante la mano aquel que prefiera el autoengaño, hemos pronunciado alguna vez asegurando que íbamos a romper las reglas.
Pero yo, cuando no sé, quizás equivocada, me voy al diccionario.
Arriesgar.
Se encuentra entre amigos como arriesgado y arriesgón, el primero aventurado y peligroso; el segundo acción y efecto.
Arriesgar.
Aparece definida, según la Real Academia Española de la Lengua, como poner a riesgo.

Y ¿qué es lo que ponemos a riesgo?
¿Cuántas veces realmente arriesgamos?
Menos de las que debemos, porque este mundo, está lleno de esto se hace así, de no puedes, de ni se te ocurra.

Y, si mandáramos todo eso un poquito a dónde yo me sé, igual entonces, seríamos todos un poquito más felices.
O igual no, ya lo he dicho, hoy estamos algo melancólicas.